Una carrera de más de 25 años dedicada a la pintura decorativa donde los patrones, de energía suave y silenciosa, se han convertido en su marca distintiva.
Katherine Lovell define su estilo como tranquilo, pensativo, discreto y meditativo. Aunque inspirado en los grabados orientales, las creaciones se dan en su propio estudio, situado en un área rural y abierto al público, donde además ofrece clases de pintura.
Nació en Australia, pero creció y vive en los Estados Unidos, más precisamente en Rhode Island, ciudad donde recibió su título de bachiller (BFA) por la Escuela de Diseño.
En el ceno de una familia ligada al arte, su madre pintora, cuyos antepasados llegaron, también dibujantes y diseñadores, pintaron y comerciaron con pinturas durante siglos en Europa durante el Siglo XIX.
Pasando de ser una tarea entretenida cuando era una niña, Katherine declara que el arte la atrapó aún antes de que se diera cuenta, pintando con su madre y ayudando con los dibujos a sus compañeros en la escuela.
Entre sus trabajos destacan técnicas de collage y ensamblaje, de donde puede extraer algunas partes, incluso pequeñas, e incorporarlas a otras piezas.
Para la gran mayoría de sus trabajos utiliza acrílicos, según ella misma lo indica, le gusta trabajar muy rápido y no le agrada esperar a que los aceites se sequen. Las pocas acuarelas en su trabajo, están reservadas para paisajes que experimenta en momentos relajados.
Aún cuando la mayor parte de sus obras disponibles para la reproducción están enfocadas en el diseño creativo para la decoración de interiores, sus pinturas en general evocan paisajes de naturaleza ordenada y silenciosa.
Tal como la propia artista lo define, sus obras son “interpretaciones gráficas de formas naturales entretejidas con otras formas naturales, creando interpretaciones abstractas de la luz”, como un foco de energía suave y silencioso.
El soporte principal es la madera lisa, sobre la que realiza un extenso trabajo con acrílicos y lija para lograr un fondo sobre el que finalmente aplicará sus famosos patrones.
Los patrones, que por momentos parecen repetitivos, implican complejas elaboraciones en capas aplicando diferentes técnicas e incuso trabajando con elementos como la hoja de oro para lograr acabados únicos.
Sus trabajos para el diseño de interiores son una representación del orden y la limpieza, una mixtura y equilibrio que apoyan procesos meditativos y relajantes.
Son varios elementos que podrían identificar a las obras de Katherine Lovell, pero sin duda, los patrones y recortes ensamblados en diferentes piezas son de los principales detalles.
Su trabajo equilibra y fusiona una visión suave y etérea del paisaje con patrones complejos, pequeños e individuales en composiciones más grandes.
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